miércoles, 31 de diciembre de 2008

Ange

(Parte quinta)

Los árboles te tendrían que haber hecho
genuflexiones al pasar
porque eras la reina
la reina de soledad.

Años pasaron, batallas perdimos
en barcos de color rojo nos perdimos.
Deliramos en un diccionario de exactas definicones
de páginas interminables.

Por favor!
lléveme con usted, en su hermosa carrosa
al rededor del fresco pastoral, camino a la playa
donde las olas y el cielo transmiten mensajes de amor.

Entonces digame:
¿qué hago aquí?
Parado sin ningún motivo, frente a la ventana
contando mis lágrimas
que lentamente humedecen mi cara.

¿Será que no puedo alejarme?
¿Estaré atado con una soga imaginaria?
¿O serán consecuencias de deciciones mal tomadas?

Respuestas para mi conciencia no tengo
más que sólo vestirme de negro
como cuando una mujer pierde su empeño.

¿Serán las nubes?
¿O quizás las montañas, ríos, mesetas, ciudades y hasta los paisajes inolvidables?
Si viviera para siempre, me llenaría de infinitas preguntas, de respuestas desconocidas
de pensares agobiantes.

Estás aquí, algo me dice
te siento cerca mío
caminando de mi mano, sólamente mirandome
en un desierto de médanos de nieve
donde llueve oro
y de donde yace un arcoiris de tres colores:
negro, gris y rojo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lindo

Jazmín dijo...

hola sebas, querés que te meta en mi valija?