martes, 4 de noviembre de 2008

V

A esta altura parece apropiado considerar la doctrina de Meynert sobre la organización y las funciones del cerebro. La presentación que haré aquí de ella y de las objeciones que se han levantado contra ella será solamente al pasar y esquemática; de ningún modo podrá hacer justicia a su gran importancia. Pero un análisis completo de estas teorías estaría fuera del propósito de este estudio, que está concebido para tratar solamente las consepciones de la afasia. Pero como éstas no pueden ser consideradas independientemente de una teoría más amplia de la actividad cerebral, no puedo dejar de tocar por lo menos el problema general de la función cerebral. La teoría de Meynert sobre la organización del cerebro merece ser designada como "córtico-céntrica".
En sus vastas especulaciones sobre las condiciones anatómicas, que son tan típicas de él, Meynert expresó la opinión de que la corteza cerebral, debido a su situación superficial, era particularmente indicada para la recepción y retención de todos los estímulos sensoriales. Comparó también la corteza cerebral con un complejo mecanismo protoplasmático que se expandía adoptando la forma de una cavidad sobre los objetos que quería incorporar. De esta manera, el resto del cerebro aparecía como un apéndice y organo auxiliar de la corteza cerebral, y todo el cuerpo como un arsenal de instrumentos sensitivos y de tentáculos que le permitían incorporar y modificar la imagen del mundo externo.
Según Meynert, todos los haces de fibras del cerebro o entran o se originan en la corteza cerebral. Todas las masas grises están diseminadas dentro del recorrido que siguen estos haces para llegar al cerebro. La médula espinal deriva de la corteza cerebral mediante un origen doble, que se revela en un corte transversal en la región de los pedúnculos cerebrales. El así llamado pie de pedúnculo contiene los haces de fibras que trasladan los impulsos motores desde la corteza cerebral a la perferia, como también las vias que sirven para la recepción de los estímulos sensoriales en la corteza. En el pie del pedúnculo, pues, hay una proyección del cuerpo, en la medida en que éste depende funcionalmente de la corteza. El así llamado techo o calota del pedúnculo, por otra parte, traslada a la corteza el conocimiento de las actividades reflejas que se dan en la médula espinal y en el cerebelo, y con ellas los primeros estímulos para los impulsos motores espontáneos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

mantys religiosa

que
asco
QUE ASCO QUE SON LAS MANTYS RELIGIOSAS