No intentes escapar, nisiquiera lo pienses. No vas a poder salir, no me vas a poder evitar, porque yo soy vos, estoy adentro tuyo, en tus músculos, en tus pulmones, respirás mi aire, mi voluntad, cuando lo deseo.
Vengo de un pasado muy lejano, desde el proceso de formación de tu mente. Y pensar en todo ese tiempo que me reprimiste, JÁ, sólo me volvías más fuerte, mientras más oscura se volvía la abitación, al fondo del pasillo del primer piso, quinta puerta.
Ahora es muy tarde, ya es demasiado tarde. Las ventanas se cerraron del todo, y donde antes habían puertas, ahora sólo quedan escombros. Escombros de pensamientos y recuerdos de tiempos no pertenecientes a esta trayectoria. Estimaciones, eventos y esperanzas, ensangrentadas en la gélida mañana de un día que empieza a las doce de la noche, de entrecruzados caminos que forman laberintos, levemente ebrios en ácido sulfúrico que te consime y te intoxica desde la cabeza hasta los pies.
No empieces a temblar, solo vas a empeorar las cosas, mejor mirá al paredón, que de nada se abastece y nada lo precede, donde al termino del camino de las almas, encontrarás tu solución.
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