domingo, 5 de abril de 2009

Animalia

Cuidado, no. Te vas a perder. ¿En dónde?, en ese pasillo frío y penumbroso, en donde los insectos te pican y no te das cuenta, en donde la mente domina al cuerpo.
Por segunda vez, tené cuidado. No sabés que hay ahí adelante. No sabés si puede salir un oso hambriento corriendo hacia vos a matarte o si puede haber un oasis destellante, simplemente no sabés.
¿Tus concluciones? (risas) ¡olvidate! lo único que se puede rescatar son unos pocos pensamientos coherentes de los que no estás seguro si los pensaste vos o si alguien al lado tuyo te los susurró.

Tenés miedo. El piso comienza a humedecerse hasta que una sustancia líquida comienza a recorrer desde la punta de tus dedos de los piés hasta tus tobillos. Un olor escalofriante a sal y óxido hace que te des cuenta de que estás caminando sobre sangre, con lo que tu mente intenta descifrar de donde proviene, inyectandote imágenes que te dan arcadas. Por última vez, tené cuidado.

Así como tus ojos lloran de felicidad como los de una madre al tener a su hijo, siguen sin poder creer lo que tiene ante ellos: una luz. Una luz que se extiende a lo lejos, que da esperanza a quien la ve y que no parece tener sitoma alguno de desvanecimiento. Uno no se acerca a ella, es suficiente con verla para que el calor llene de vida tu cuerpo y éste, a su vez te de la prioridad de encontrar la salida en cualquier dirección que te dirijas, de impactar en cualquier enfrentamiento, y de promover la tranquilidad en los demás.

1 comentario:

Anónimo dijo...

yo diría que es cuando termina el recreo y tenés una linda prueba de FISICA esperandote en el banco.


(corré!)