Esta paradoja es madre de otra paradoja: el norte del mundo dicta órdenes de consumo cada vez más impresiosas, dirigidas al sur y al este, para multiplicar a los consumidores, pero en mucha mayor medida multiplica a los delincuentes. Al apoderarse de los fetiches que brindan existencia real a las personas, cada asaltante quiere tener lo que su victima tiene, para ser lo que su victima es. Armaos unos a los otros, hoy por hoy, en el manicomio de las calles, cualquiera puede morir de bala: el que ha nacido para morir de hambre y también el que ha nacido para morir de indigestión.[...]
Eduardo Galeano
No hay comentarios:
Publicar un comentario